En las manos, el paraíso quema
12/05/2025

Efervescencia y nostalgia: una novela sobre la amistad en un mundo abocado al colapso.

En las manos, el paraíso quema

Todas las vidas empiezan antes de nacer: está una madre que repasa la lista de nombres al ir a acostarse, indecisa, o un padre que se imagina el rostro ausente de la criatura que todavía no existe. Está el deseo de muchos años que se marchita en silencio o el ritmo frenético del arrepentimiento que se aferra al corazón. Está la paz que se paga cara tras callar mucho tiempo o una habitación a oscuras que pide ser habitada. Está la espera que tiene que acabar de una vez por todas con esa soledad insoportable o el miedo a una nueva presencia que llegará para desordenarlo todo. Sea como sea, todas las vidas empiezan antes de nacer.

Sinopsis

Rita vive en la Colonia, en lo alto de una montaña donde hombres cansados vacían una mina que se agota. Desde allí, contempla el pueblo hundido en el valle, y los bosques que, de repente, empiezan a arder. Líton, que creció en la ciudad, apaga los fuegos con los demás chicos del Servicio.

Esta novela sigue la historia de los dos protagonistas en contextos opuestos, el descubrimiento del deseo, sus amores con Fèlix y René –y la nostalgia de un futuro que ya no será–. Juntos viven la emancipación y la efervescencia festiva de la veintena, pero también las servidumbres de la familia y de una época marcada por la extinción. ¿Cómo será el zumbido de una abeja? En un mundo que se dirige al colapso, donde la vida no se puede vivir, Rita y Líton convierten la amistad en una conjura para pensar un universo habitable.

Pol Guasch ha escrito un libro en el que cada dosis de dolor tiene su reverso fulgurante, y cada desenlace augura un nuevo comienzo. Desordenada como la memoria, oscura y luminosa al mismo tiempo, En las manos, el paraíso quema es melancólica como solo puede serlo asistir al fundido a negro de la juventud del mundo.

Reseña

En la novela En las manos, el paraíso quema, Pol Guasch construye un relato donde dos personajes, Rita y Líton, que representan la dialéctica entre tradición y modernidad en una época marcada por los ecos de un pasado profundo y la incertidumbre de un futuro que se dibuja tanto cercano como lejano.

Rita es el alma arraigada en la historia y la tradición. Su vida, enclavada en la Colonia en lo alto de una montaña, está impregnada de la melancolía de una tierra que narra sus propias memorias y ritos. Encarna el legado de generaciones y la riqueza de una identidad forjada en la conexión íntima con la tierra. Sin embargo, ese fervor nostálgico viene acompañado de una tensión inherente: el reconocimiento de que las prácticas y valores heredados, aunque fundamentales, se encuentran amenazados por las impetuosas transformaciones del mundo actual. Su figura simboliza la resistencia y el anhelo por conservar lo que se ha perdido en el transcurso del tiempo, pero también la vulnerabilidad de apegarse a un pasado que, en ocasiones, impide el encuentro con nuevas realidades.

En marcado contraste, Líton representa la vitalidad y el dinamismo del entorno urbano. Hijo de una sociedad que aborda el presente con una mirada combativa, su persona se forja a partir de la experiencia directa de enfrentar crisis y transformaciones. Su papel, ilustrado en acciones tangibles como combatir los incendios, trasciende la mera lucha física para convertirse en un símbolo de la juventud que se niega a sucumbir ante la pasividad. Líton es la personificación de un espíritu renovador que, incluso en medio del caos, empuña la determinación y la energía característica de una era en la que lo moderno desafía lo establecido. Su existencia encarna la urgencia de olvidar viejas estructuras y de forjar nuevos caminos en un mundo complejo que agoniza.

La relación entre Rita y Líton trasciende lo puramente personal para convertirse en una poderosa metáfora de la tensión y complementariedad entre tradición y cambio. Cada encuentro entre ambos es la convergencia de dos universos: por un lado, la continuidad de la memoria y la autenticidad del terreno, y por el otro, la incesante búsqueda de un futuro incierto, lleno tanto de promesas como de desafíos. Su interacción simboliza el abrazo necesario entre aquello que nos ha formado y la fuerza innovadora que impulsa la transformación social.

Una lectura más que recomendada, por la belleza de su narrativa, cercana a la poesía, y la estructura de la narración, que va y viene dejándonos conocer e imaginar la vida de Rita y Líton. Pol Guasch nos ha trasladado a una época marcada por la extinción, pero nos invita a trasladar la narrativa a nuestro propio mundo, como si de una crítica a la sociedad moderna se tratase. Nos invitará a reflexionar sobre cómo convivimos con nuestro planeta, con nuestra sociedad, con nuestra vida. La sombra de una enfermedad no especificada, nos recuerda a una época nuestra de hace algunas cuantas décadas, pero que podría ser de un futuro indecido, cercano o lejano. El autor ha inventado un momento sutil, interesante y muy frágil de una humanidad que con sopor intenta sobrevivir en un ambiente hostil.

Entrevista a Pol Guasch

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